A través del embajador de Francia en Washington, el gobierno español entabló negociaciones con el presidente William McKinley para negociar la suspensión de hostilidades como paso preliminar a las negociaciones definitivas. Pero en Cuba no se habÃa dado la voz de alto al fuego y el Ejército Libertador hizo morder el polvo de la derrota a fuerzas españolas. De nuevo se produjo una fricción entre los mambises y las tropas expedicionarias norteamericanas que intentaron infructuosamente menospreciar al general José Miguel Gómez y la enseña Patria. Los insolentes fueron sometidos a consejos de guerra y expulsados del territorio.