Existe temor, pero no puede quedar por parte de nosotros que alguien deje de recibir un servicio, eso resulta imperdonable, afirmó en esta urbe el ingeniero Sandy Escobar Yero, uno de los ocho electromédicos de la provincia de Granma listos para trabajar en zona roja ante problemas con equipos empleados en la atención de pacientes con COVID-19.
Se siente miedo no solo en lo personal, sino por la posibilidad de contagiar a tus compañeros y seres queridos, como mi madre de 65 años de edad; no obstante, si lo que nos toca es mantener el equipamiento funcionando, lo hacemos.
Con más de una década de experiencia en varias ramas de la Electromedicina, aseguró que la decisión de entrar en lugares de alto riesgo responde, primero, a su condición de cubano, pues los cubanos nos ayudamos unos a otros.
La segunda razón radica en el hecho de que hablamos de personas, quienes también sienten, padecen, tienen familias, hijos, padres y madres, por cuanto merecen todas las atenciones.
Ayudar a otro ser humano es una de las virtudes más importantes que nos enseñó Fidel (Castro); hacer el bien sin esperar otra cosa que la satisfacción del deber cumplido, resaltó Escobar Yero.
Hoy somos ocho, pero desde el principio fue patente la disposición de muchos colegas, y frente al reto la palabra de orden es cuidarnos a partir del uso correcto de caretas, guantes, ropa estéril y otros medios de protección requeridos, añadió.
Tanto por los peligros que ahora implica el nuevo coronavirus SARS-CoV-2, como frente a diversos gérmenes y enfermedades, los profesionales del ramo siempre están expuestos a riesgos epidemiológicos; de ahà la regla de oro del autocuidado, subrayó Vladimir RamÃrez Hernández, director del Centro Provincial de Electromedicina en Granma.
Para ello disponen, además, de soluciones salinas y alcoholes a emplear en la desinfección de manos, instrumental y equipos antes y después de trabajar, y esa experiencia nos ha permitido evitar contagios a pesar de que varios ya estuvieron en zona roja.
Los integrantes de la llamada brigada de respuesta rápida, dijo, fueron capacitados sobre modos de actuación y protocolos a respetar en tales situaciones, y previamente se les practicaron análisis fÃsico y de sangre, para asegurar que no tienen padecimientos de base por los cuales pudieran ser más vulnerables a la pandemia.
Unido a su valiosa y anónima labor en Cuba, actualmente 63 electromédicos del territorio cumplen misiones internacionalistas en paÃses como Argelia, Angola, Sudáfrica, HaitÃ, Venezuela y Santa LucÃa, incluidos seis integrantes de brigadas del contingente médico Henry Reeve que apoyan la lucha contra la COVID-19 en varias naciones, agregó.